Al contrario de Jeannette, quien no acostumbrada a tanta paz, “revienta”
repetidamente. Pierde la concentración en el trabajo. La ira, el desconcierto y la
falta de motivación provocan incesantes ataques de llanto y pánico. Lloriquea
por cualquier cosa. Carlos la abraza y no sabe cómo ayudarla.
repetidamente. Pierde la concentración en el trabajo. La ira, el desconcierto y la
falta de motivación provocan incesantes ataques de llanto y pánico. Lloriquea
por cualquier cosa. Carlos la abraza y no sabe cómo ayudarla.
La pena que la agobia no le permite seguir trabajando y sólo consigue
hacerse cada vez más amiga de la cama, hay días que únicamente se levanta
al baño. Carlos preocupado, se limita a pedir por teléfono comidas preparadas
para no molestarla, cuando la visita.
hacerse cada vez más amiga de la cama, hay días que únicamente se levanta
al baño. Carlos preocupado, se limita a pedir por teléfono comidas preparadas
para no molestarla, cuando la visita.
Es así como poco a poco, Jeannette comienza a cuestionarse su vida al
lado de él. El alejamiento de la vida social y la inmutable renuncia a su añorada
cámara fotográfica contribuyen al fastidio y desapego.
lado de él. El alejamiento de la vida social y la inmutable renuncia a su añorada
cámara fotográfica contribuyen al fastidio y desapego.
Una noche de invierno, mientras duerme sola, pues Carlos pernoctaba
en la clínica, despierta abruptamente. Un grito desgarrador sale del alma con
mil preguntas:
en la clínica, despierta abruptamente. Un grito desgarrador sale del alma con
mil preguntas:
- ¿Qué le han hecho mi Carlos? ¡El de antes me agarraba con ganas,
me apretaba masajeándome! ¡Ya no tenemos reconciliaciones! ¡No tiene ganas
de hacerme el amor en otro sitio! ¿Qué le pasó? ¡No es el mismo! ¡Siento que
me acuesto con otro hombre! ¡Es horrible, es un extraño!- Exclama con gritos a
todo pulmón, mientras lanza las almohadas y golpea una y otra vez su cabeza
contra la pared.
me apretaba masajeándome! ¡Ya no tenemos reconciliaciones! ¡No tiene ganas
de hacerme el amor en otro sitio! ¿Qué le pasó? ¡No es el mismo! ¡Siento que
me acuesto con otro hombre! ¡Es horrible, es un extraño!- Exclama con gritos a
todo pulmón, mientras lanza las almohadas y golpea una y otra vez su cabeza
contra la pared.
-¿Lo hice yo? ¿Yo lo cambié al llevarlo a rehabilitación? ¿Cómo es
posible? Esperar tanto para nada. Yo misma lo llevé a la clínica y miren lo que
me devolvieron ¡Otra persona! Quiero al Carlos de antes, lo amaba, me volvía
loca. No me puedo acostumbrar ¡No puedo más!- Termina diciendo mientras
lágrimas estrangulan su garganta y los sollozos retumban en la habitación.
posible? Esperar tanto para nada. Yo misma lo llevé a la clínica y miren lo que
me devolvieron ¡Otra persona! Quiero al Carlos de antes, lo amaba, me volvía
loca. No me puedo acostumbrar ¡No puedo más!- Termina diciendo mientras
lágrimas estrangulan su garganta y los sollozos retumban en la habitación.
Vomitando y casi desmayada logra llegar al baño- Esto no me puede
estar pasando, algo tengo que hacer.
estar pasando, algo tengo que hacer.
Sola y cansada de su monólogo de interrogantes, se repite una y otra
vez: -Parece que me equivoqué. ¿Y si hubiese aceptado la ayuda de la loquera
para mi también? Parece que la falta de pastillas me pone mal, le diré a la
Mary que me las reponga ahora mismo…será mejor.
vez: -Parece que me equivoqué. ¿Y si hubiese aceptado la ayuda de la loquera
para mi también? Parece que la falta de pastillas me pone mal, le diré a la
Mary que me las reponga ahora mismo…será mejor.
Minutos siguientes encuentra el añorado teléfono que yacía bajo su
cama.
cama.
-¿Aló Mary?
-¿Jeannette?
-Oye… te cuento que no he podido tomarme los antidepresivos y...
-¡Qué! ¿Desde cuándo?
- Es que no las encuentro, ¿puedes traerme algunas pastillitas ahora
mismo?
mismo?
-¡Estúpida, No hagas más esta gracia! ¿No te das cuenta que los
antidepresivos no se interrumpen de golpe? ¡Es serotonina sintética! El cerebro
se acostumbra y cuando las dejas de golpe, te quedas sin nada. Tu cerebro no
la segrega por sí sola ¡Es peligroso!-Le dice gritándole.
antidepresivos no se interrumpen de golpe? ¡Es serotonina sintética! El cerebro
se acostumbra y cuando las dejas de golpe, te quedas sin nada. Tu cerebro no
la segrega por sí sola ¡Es peligroso!-Le dice gritándole.
-Ya vas a empezar a hablar de esas guevás que sólo tú entiendes,
tráelas pronto será mejor-Responde Jeannette un tanto ansiosa.
tráelas pronto será mejor-Responde Jeannette un tanto ansiosa.
-Voy para allá ¡No te encierres! Sale a tomar aire mientras llego, me
demoraré un poco, estoy saliendo del hospital, me tocó turno de noche…
demoraré un poco, estoy saliendo del hospital, me tocó turno de noche…
-Ya…ya… como tú digas.
Tras unos momentos en silencio, siente la necesidad de salir de su
apartamento. Luego de tomar asiento en la escalera de servicio, prende un
cigarro. Al parecer su mente se detiene, un suspiro profundo le sigue a unas
lágrimas que caen por su resentido rostro, le duele el pecho, siente el
abandono, la soledad y la indiferencia como un pedazo de hielo incrustado en
el estómago. Moviendo la cabeza de un lado a otro como un péndulo, se
convence que nada tiene sentido.
apartamento. Luego de tomar asiento en la escalera de servicio, prende un
cigarro. Al parecer su mente se detiene, un suspiro profundo le sigue a unas
lágrimas que caen por su resentido rostro, le duele el pecho, siente el
abandono, la soledad y la indiferencia como un pedazo de hielo incrustado en
el estómago. Moviendo la cabeza de un lado a otro como un péndulo, se
convence que nada tiene sentido.
Las nuevas conversaciones de Carlos las han desmotivado aún mas,
solo habla de “la caleta”, sus camaradas, el “Doc”, el cuaderno del autocontrol,
la meditación, su nuevo mundo.
solo habla de “la caleta”, sus camaradas, el “Doc”, el cuaderno del autocontrol,
la meditación, su nuevo mundo.
Sin duda quedaban atrás los juegos de pellizcotes y empujones, las
violaciones encubiertas que tan feliz la hacían, las caricias violentas como las
llamaba, pero caricias al fin.
violaciones encubiertas que tan feliz la hacían, las caricias violentas como las
llamaba, pero caricias al fin.
La inunda un sentimiento de frustración, un clima de inconformismo. El
dolor y la desarmonía le queman el alma. Sólo el sufrimiento la acompaña, tan
inaguantable a estas alturas que decide atesorar las palabras: ¡Basta! ¡No vale
la pena seguir así!- define.
dolor y la desarmonía le queman el alma. Sólo el sufrimiento la acompaña, tan
inaguantable a estas alturas que decide atesorar las palabras: ¡Basta! ¡No vale
la pena seguir así!- define.
Como una sonámbula se levanta y empieza a subir peldaño a peldaño
para llegar a la azotea del edificio. Camina con la mirada fija. Observa la
panorámica de toda una ciudad, el viento fuerte le revuelve su cabello como
para ventilar su cabeza. Poco a poco se acerca a la cornisa de cemento,
levanta su descalzo pie para apoyar el otro encima del muro de la azotea, abre
sus brazos como quien pide un abrazo ante su decisión. Un sentimiento de
para llegar a la azotea del edificio. Camina con la mirada fija. Observa la
panorámica de toda una ciudad, el viento fuerte le revuelve su cabello como
para ventilar su cabeza. Poco a poco se acerca a la cornisa de cemento,
levanta su descalzo pie para apoyar el otro encima del muro de la azotea, abre
sus brazos como quien pide un abrazo ante su decisión. Un sentimiento de
libertad la inunda- Me siento mejor, ya nada me preocupa, quiero descansar-
declara- Segundos después se lanza al vacío.
declara- Segundos después se lanza al vacío.
Imaginando la sonrisa de Carlos, la atormenta la última pregunta que la asalta
mientras va cayendo: ¡Una carta, una carta! ¿Cómo no le escribí una carta para
despedirme?
mientras va cayendo: ¡Una carta, una carta! ¿Cómo no le escribí una carta para
despedirme?
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Este cuento fue publicado en la Antologia "Locuras y otras irrealidades" en compañia de seis escritores: I.C Tirapegui; Marcelo Casares; Mademoiselle Briggette; Anónimo 7; Horacio Guzmán y D.R.Ricaldi.
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